Crisis mundial del agua: un desafío urgente que la química puede ayudar a resolver

La crisis del agua es una de las amenazas más apremiantes para la humanidad en el siglo XXI. Según datos recientes, más de 2.200 millones de personas carecen de acceso a agua potable segura y 3.500 millones no disponen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura. Esta situación no solo compromete la salud y el bienestar de millones, sino que también obstaculiza el desarrollo económico y social de numerosas comunidades. [ONU – ODS 6]

La escasez de agua afecta ya a amplias zonas del planeta. En regiones como el norte de África, Asia central, el suroeste de Estados Unidos y partes de Sudamérica, las reservas hídricas están disminuyendo a un ritmo alarmante debido al crecimiento urbano, la sobreexplotación agrícola y la falta de infraestructura eficiente. Se estima que para 2026, más de 1.800 millones de personas vivirán en países o regiones con escasez hídrica severa [FAO, 2024].

La contaminación del agua agrava aún más esta crisis. Por ejemplo, en 2024, un informe reveló la presencia de cerca de 500 sustancias químicas en ríos y acuíferos de Europa occidental, muchas de ellas tóxicas o incluso prohibidas. Entre los contaminantes más preocupantes destacan los PFAS, conocidos como “químicos eternos”, detectados incluso en aguas minerales de consumo humano. [The Guardian, 2024]

El cambio climático también desempeña un papel crucial en la intensificación de la crisis hídrica. Según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, para 2050 tres de cada cuatro personas en el mundo podrían verse afectadas por sequías, y los costes anuales actuales ya superan los 307.000 millones de dólares debido a pérdidas agrícolas, energéticas y sanitarias [UNCCD, 2024].

¿Cómo puede ayudar la química a resolver la crisis del agua?

La química está detrás de muchas de las soluciones más prometedoras para hacer frente a la escasez y la contaminación del agua. Estas son algunas de las principales innovaciones:

• Materiales adsorbentes: compuestos como óxidos metálicos, carbón activado o zeolitas se utilizan para atrapar contaminantes como metales pesados, pesticidas o nitratos, limpiando el agua de forma eficaz.
• Tecnologías de oxidación avanzada (AOP): utilizan sustancias como peróxido de hidrógeno u ozono para generar radicales que destruyen compuestos orgánicos tóxicos difíciles de eliminar por métodos tradicionales.
• Membranas químicamente modificadas: permiten una filtración selectiva, bloqueando contaminantes como los PFAS (conocidos como “químicos eternos”), mientras dejan pasar el agua limpia.
• Sensores químicos: ayudan a detectar contaminantes en tiempo real, lo que permite controlar mejor la calidad del agua en plantas de tratamiento o entornos rurales.
• Materiales sostenibles y reactivos verdes: la química también está desarrollando nuevos compuestos más respetuosos con el medio ambiente para el tratamiento de agua, reduciendo el uso de productos tóxicos o difíciles de eliminar.

Estas tecnologías no solo mejoran la calidad del agua, sino que también permiten soluciones más locales, económicas y adaptadas a contextos con pocos recursos, algo clave para garantizar el acceso universal a agua limpia en los próximos años.

Cómo CymitQuimica apoya la innovación en tratamiento de agua

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